Pero él, ni corto ni perezoso y empeñado en que nada le impediría cumplir con sus deberes matrimoniales esa noche, se tomó de una vez todas las pastillas recetadas, con tan mala suerte que con las prisas confundió las píldoras del "vigor sexual" con las que habitualmente usaba como laxantes.
El resultado: se tuvo que pasar toda la "prometedora" noche de bodas en el excusado, hasta que a la mañana y aún sin levantarse del retrete, moría sin haber podido consumar el matrimonio.
Sunday, September 30, 2007
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